viernes, 2 de diciembre de 2011

Luchar.

Luchar. Si algo tengo claro últimamente es eso. Quiero luchar. ¿El problema? Que a veces no sé cómo hacerlo ni por dónde empezar. De un momento a otro paso de tener todo claro a estar en un laberinto. Ese laberinto tiene salida, pero no sé dónde se encuentra.
Supongo que los cambios no vienen por sí solos, los tengo que buscar yo. Al fin y al cabo yo soy la que decide mi camino. Sé que la respuesta está dentro de mí, pero no es tan simple hallarla. Para verla tengo que eliminar todo aquello que me pone barreras, barreras que yo misma invento. Ahí está el problema. Tengo que aprender a deshacerme de todo aquello que me impide seguir caminando. Y sé que soy capaz de ello.
Cuando me doy permiso a mí misma todo fluye, sin presiones, sin miedos. Soy feliz. Pero en cuanto bajo la guardia todo lo negativo vuelve. No lo quiero ver como un paso para atrás, sino como otra prueba que me pone la vida para seguir luchando. Cuando lo asimilo los miedos se convierten en retos, retos que, por supuesto, puedo superarlos. Todo es por algo. Igual que nada llega por sí solo, nada ocurre sin un sentido.
Voy a luchar día a día para ser feliz, feliz conmigo misma. Para quererme y, sobre todo, para respetarme y no hacerme más daño. Como ya te dije una vez, sé que la magia nace de uno mismo. Esa es la frase que me repito día a día para no caer, o mejor dicho, para levantarme si tropiezo. No es justo castigarme si un día caigo, he de estar feliz si soy capaz de retomar el camino. En definitiva, luchar. Simplemente eso. Luchar.

domingo, 3 de abril de 2011

Teatro, mi teatro...

Hoy, tres de abril de dos mil once, puedo decir que soy actriz. Después de cuatro años haciendo teatro, hoy, siento realmente que es mi vida, no es un entretenimiento más, ni una forma de pasármelo bien u ocupar mi tiempo. Soy actriz, sí, lo soy. Lo siento. Lo vivo. Y la cosa no queda ahí. Ya no creo un personaje, él me crea a mí. Somos uno. Unión. Eso es el teatro para mí. La unión entre unas palabras escritas en un papel y mi cuerpo, mi alma, mi ser, yo. La unión entre todo eso que creamos mi amigo guion y yo, y lo que llega a sentir el público. Eso es teatro. Sentir y hacer sentir. Vivir y hacer vivir.

domingo, 20 de febrero de 2011

Tiempo...

Días en que me olvido de todo el daño que me has hecho. Días en que no recuerdo que todo ha cambiado. Días en los que mi memoria ha borrado los últimos episodios de esta historia. ¿Por qué en mi cara se sigue dibujando esa sonrisa de hace unos meses? ¿Por qué las mariposas revoletean por mi estómago cuando pienso en todos aquellos momentos que pasamos juntos? Fueron pocos, pero perfectos. Hasta que cambiaste. O quizá no lo hiciste. Simplemente escondías una de tantas facetas que puedes llegar a mostrar. Sólo queda esperar. Tiempo. Necesito tiempo. Tiempo para borrar la huella que has dejado en mí. La marca grabada a fuego que marcaste en mi piel. El problema es que ya no sé cómo se olvida a una persona que ha significado tanto. Supongo que el tiempo se llevará consigo todo lo que ahora siento... Tiempo...


jueves, 17 de febrero de 2011

"Tengo ganas de ti"(Federico Moccia)

"Estoy fuera de los recuerdos, del pasado, pero también estoy perdido. Antes o después las cosas que has dejado atrás te alcanzan, y las cosas más estúpidas, cuando estás enamorado, las recuerdas como las más bonitas... Porque su simplicidad no tiene comparación. Y me dan ganas de gritar, en este silencio que hace daño..."

martes, 1 de febrero de 2011

Rabia.

Rabia. Siento rabia al saber que estás repitiendo la misma historia con una chica nueva. Rabia al no poder expresarme como quiero. Rabia e impotencia por no poder hacer nada para abrirle los ojos a ella. Rabia al saber que te ha importado tan poco perderme, por no decir nada. Rabia. Mucha rabia. Demasiada rabia. No debería importarme tu vida, lo que haces o dejas de hacer. En parte, yo elegí que nuestros caminos se separaran, pero siento rabia al descubrir que otra te acompaña. Rabia. Yo te guiaba, yo te indicaba el sendero, yo te enseñaba a caminar poco a poco, yo, sin tropezar, con los ojos bien abiertos. Y ahora rabia, de nuestra historia sólo queda rabia. Rabia porque no te puedo olvidar. Rabia porque tú no me recuerdas.

sábado, 29 de enero de 2011

Me has dado el camino fácil.

¿Cómo me siento ahora que he conseguido lo que buscaba? ¿Realmente quería que desaparecieras de mi vida? Supongo que lo que me cuesta aceptar es que haya sido tan fácil, que no haya hecho falta decir ni una sola palabra. Rogaba que esto se acabara sin tener que escupirte todo, que de un día para otro todo se olvidara, pero ahora que así ha sido noto que falta algo. Necesito desahogarme, que sepas por mí todo lo que me has hecho sufrir, todas las mentiras que he descubierto. Quería que supieras lo que en este momento me haces sentir. Aunque en parte creo que es mejor así. Seguías siendo mi debilidad...

Nunca subestimes las habilidades de una mujer.

Nunca subestimes las habilidades de una mujer. Si una sola es capaz de descubrir mentiras, imagina dos... Nunca te creas tus engaños, pues tus mismas palabras pueden ser tus propias enemigas...
Después de haber descubierto tu máscara, sólo me vienen un par de preguntas a la cabeza: ¿Seré capaz de no olvidar tus juegos? ¿Podré aguantar tu presencia sin derretirme con tu calor? Hoy me siento segura, me siento capaz de devolverte todo el sufrimiento, trocito a trocito. Me veo con fuerzas para abrirte los ojos, para darte la mayor lección de tu vida. Hoy sí, pero ¿seguiré tan sumamente fría después de tus palabras? Únicamente te pido un último favor, deja de ser mi gran debilidad...

martes, 25 de enero de 2011

...

Dos meses. Hoy hace dos meses que te fuiste y aún te noto aquí...

sábado, 22 de enero de 2011

No me mereces. Pero te espero.

Infinidad de recuerdos pasean por mi mente. Recuerdos de una historia bonita, que lo fue en su momento, pero también de una historia con final amargo. Un final que no tiene nada que ver con los cuentos de hadas. Me encanta recordar esos instantes en que comenzamos a sentir algo. Me siento viva. Me siento importante para alguien, querida. Pero se desvanecen en unos segundos. ¿Por qué lo bueno duró tan poco y lo difícil sigue aquí? Sigue, y creo que lo hará durante un tiempo. No consigo olvidar algo que casi no sucedió. Algo fugaz, aunque intenso. Quizá por eso aquí sigo, con la espinita clavada en el corazón. Con la absurda idea de que aquellos maravillosos días volverán, aunque ahora sepa que realmente no los mereces. No me mereces. Pero te espero.

viernes, 14 de enero de 2011

Lo mejor del amor es su final.

Puede que, realmente, lo más bonito del amor sea que no dura para siempre. Es muy simple, todos desearíamos que la relación no avanzara más allá de los primeros meses, cuando hay magia, cuando nos vamos descubriendo poco a poco, cuando mariposas invaden nuestro interior, cuando nos ponemos nerviosos sólo al pensar que en breve veremos a esa persona. Éso es lo bonito. Pero termina, antes o después, termina. Viene la rutina, se incrusta en nuestra relación y nada vuelve a ser igual. Por esta razón, lo mejor del amor es su final. Sólo así podremos descubrir a una nueva persona que nos regale un par de billetes de avión con destino a las nubes.

jueves, 13 de enero de 2011

La misma canción.

Con tan sólo doce añitos mi pasatiempo era coger una libretita y un bolígrafo y tirarme horas y horas escribiendo historias. Historias que más tarde convertía en canciones. Sin saberlo, con tan sólo doce añitos predecía mi futuro. Ahora, mi presente. ¿Cómo una niña podía saber tanto sobre el amor y sus tantas maneras de hacer daño? Si por aquel entonces todo era rosa. Ilusionada, esperaba impaciente la llegada de mi príncipe azul. Con el tiempo fui descubriendo que esos encantadores personajes de los cuentos, que arriesgaban su vida por salvar a sus bellas doncellas, no eran más que fantasía. Ahora sé que sólo hay personas, que nadie es perfecto. Que, por supuesto, todos tenemos nuestro lado positivo, aunque no debemos olvidarnos del negativo.



"Sentada en tu habitación, escuchando como siempre la misma canción de la cinta que te regaló aquel amor, intentando cantar. Te sientes sola.
La misma canción que te hizo sonreír, la misma canción que te hizo un día huir. La misma que te hizo estar con él.
La misma canción que te hizo soñar, la misma canción que te hizo sufrir. La misma que te hizo llorar."

miércoles, 12 de enero de 2011

Melancolía...

Melancolía. ¿Cómo unas simples letras unidas entre sí pueden definir de una manera tan exacta un estado emocional? Por mucho que lo intente, por mucho que escriba sobre éso, por mucho que engañe a los demás y a mí misma, no consigo cambiar, no consigo cerrar esta etapa. A lo largo de la vida nos cruzamos con muchas personas. Pero sólo algunas marcan tu historia. Ahora sólo pienso en tres. Diferentes. Pero con una cosa en común: ya no están. Mi amiga del alma, lo fue en su día. Ahora no está. Puede que hablemos, que nos veamos, pero nada es igual que hace un tiempo. Ya no es lo que era. No hay conexión. No espero nada más de ti. Mi amor a primera vista. Siempre lo serás. No creo que vuelva a inventar una historia como la nuestra con nadie. Fue perfecto. Durante apenas dos semanas, pero fuimos nosotros. Por primera vez di todo de mí. No había vergüenza. No había mentiras. Sólo disfrutábamos de nuestra presencia, de nuestras miradas, de la manera en que nos entendíamos sin hablar. Ahora no está. ¿Y tú? ¿Qué puedo decir de ti? No hay palabras para expresar el hueco que has dejado en mí. Abuela. Mi abuela. La mejor, aunque también la más cascarrabias. La más abuela. Creía que eras la típica, la que siempre tiene algo malo que decirte. La que te da dinero en tus cumpleaños. La que consigue hacerte rabiar hasta más no poder. La que ocasiona peleas con tu madre sin motivo. Pero como ya he dicho: creía. No te veo, pero ahora sé que estás. Ahora sé que siempre has estado. Que nunca te voy a olvidar. Nunca vas a irte. Pero sobre todo ahora sé que me has querido, que te he querido con locura. Que te voy a amar siempre. Siempre. A veces sueño que nada ha pasado, que no nos has dejado, que vas a volver con tus miradas, esas que te hacían pensar que eras culpable de algo, aunque no hubieras hecho nada. Con tu manera de hablar, con tu manera de quitar o añadir a tu antojo letras de palabras. Me quedo con éso. Pero también me quedo con tus risas, con el gran amor que sentías hacia tu familia. Me quedo contigo. Me quedo con todo, porque todo éso eres tú.

martes, 11 de enero de 2011

Adicción

Adicción. Tengo mono de ti. Pero no consigo saciarlo con tus palabras. Me dañan, me vuelven diminuta. Y a pesar de todo aquí sigo, escuchándote, me convierto en tu Pepito Grillo. Odio ver como otra es dueña de tus besos, mientras yo sigo siendo esclava de los recuerdos. No consigo hacer frente a la situación. No consigo echarte en cara todo lo que me has hecho, lo que sigues haciendo. No sé si algún día seré capaz de escupirte todo tu propio veneno. De pagarte con tu misma moneda. De momento me limito a conformarme con tu amistad, aunque ya no sé si eso tengo...

viernes, 7 de enero de 2011

Silencio.

Silencio. Demasiado silencio. Pero a la vez ruido, tanto que no me deja pensar. Ruido dentro de mí, de mi mente, de mi corazón, de mi alma. Estruendo. Instrumentos desafinados que no logran componer una melodía. Grito. Por dentro consigo gritar lo que las palabras no conocen, no muestran. Únicamente engañan, mienten, ocultan aquello que deberían contar.

Zahara - Photofinish (Acústico)

martes, 4 de enero de 2011

...

Otra noche en vela mientras imágenes del pasado recorren mi mente. Una película con principio y fin. Un guion acabado. Una historia cerrada para evitar segundas partes, que nunca fueron buenas.

Quizá empezar de cero sea lo mejor.

Quizá no era la opción correcta o adecuada. Pero sí era lo que deseaba, lo que necesitaba en ese momento. Quizá en momentos como este hay que dejar atrás esos baches, obstáculos que han hecho que nuestra relación no haya sido como esperábamos. Quizá lo mejor sea volver a lo que una vez fuimos, sin rencores, sin echar en cara quién ha hecho qué. Quizá empezar de cero sea lo mejor.

lunes, 3 de enero de 2011

Ansiedad.

Encerrada en mi propio cuerpo. Sin la mínima esperanza de poder huír, de encontrar mi libertad. Así me siento a veces. Y lo que más duele no es el dolor físico, que lo hay, sino el alma. El intenso dolor en el pecho, las taquicardias, la dificultad para respirar, no son nada si lo comparas con el dolor interior, las ganas de llorar, la imposibilidad de dejar la mente en blanco... Como alguien me dijo alguna vez: la ansiedad es un cemento que nos agarra el corazón, los pulmones y las piernas.

domingo, 2 de enero de 2011

Comienzo a adentrarme...

Por fin me decido a hablar. Me decido a cerrar el círculo. Ese círculo vicioso del que yo misma me niego a salir. Pero ya basta. Suficiente. Toca cambiar, afrontar los problemas de verdad. Hablar. Sincerarme con los demás y conmigo misma. No sé cómo acabará. Ni tan siquiera sé si llegaré a ser capaz de decir y hacer todo lo que pasa por mi mente. Pero éste ya es un gran paso. Comienzo a estar decidida. Comienzo a adentrarme en el profundo y largo camino hacia el cambio.

sábado, 1 de enero de 2011