Llorar. Dejar pasar el tiempo mientras una lágrima se desliza por mi rostro. Una después de otra. Y otra.Y otra más. Tantas como cuantas hagan falta para llegar a formar un mar. Salado. Inmenso. Reflejo de todo lo que he vivido. Y navegar siendo esclava de tantos motivos para sentirme mal, dueña de escasas razones para sonreír.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario