miércoles, 29 de diciembre de 2010

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Decepción tras decepción. He llegado a tal punto en que he perdido la cuenta del número de personas que me han dejado fuera de su vida. Por egoísmo, por falta de empatía, por miedo... Amigos, conocidos, compañeros, parejas; cualquiera de ellos en un momento dado puede convertirse en esa especie de robot, capaz de programar la memoria y llegar a olvidar todo lo vivido juntos, los momentos compartidos, la experiencia adquirida a lo largo de la relación. ¿Pero realmente merece la pena estar mal por alguien a quien no le ha importado perderte? Lo ideal es darle la misma importancia que ellos nos han dado, aunque no sea tarea fácil...

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