lunes, 20 de febrero de 2012

Coge las riendas de tu vida.

Camina. No pares, no te plantes. No mires hacia atrás. No te quedes anclado en el pasado.
No esperas una señal, una luz que guíe tu camino, porque, posiblemente, nunca llegará.
Ármate de valor y coge por fin las riendas de tu vida y solo así podrás llegar allá adonde quieras ir.
Puede que sea difícil e incluso puede que una vez hayas llegado a la meta, esta no sea lo que esperabas. Pero ¿qué más da? Lo importante es luchar por lo que quieres y nunca dejar de hacerlo.
Siempre has de tener en mente algún sendero que recorrer, pasito a pasito.
No importa si tropiezas, pues las heridas y cicatrices en un futuro serán la prueba de que por una vez hiciste lo que deseabas, fuiste lo que querías ser.
Sé tú mismo y, sobre todo, vive tu vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario